Al
pasar por aquel lugar,
donde
hace tiempo trabajé,
ahora,
vagando perdido,
con
gran desesperación,
revivo
tantos esfuerzos
y
sudores que para nada dejé,
donde
mis sueños
de
hoy y de mañana
se
han esfumado
para
siempre en adelante
por
la codicia del patrón...
La
'nada' se apodera,
y
me acongoja,
lentamente
me mata...
Pero,
con
un hito repentino
de
coraje ¡maldigo!
al
canalla desvergonzado
que
mi vida arruinó.
¡Ay!
de mi familia,
de
mis seres queridos
que
sin pan quedaron...
y
mis hijos, ¡pobres!,
sin
escuela, sin libros,
sin
esperanza, sin futuro,
con
hambre...
¡Mal
haya “hijoputa”
tu
desvergonzada suerte,
mal
nacido patrón
ladrón
de sueños,
rompedor
de vidas!.
(salva
artacho)
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